El trabajo es una fuente de gratificación muy importante, sin embargo, también puede serlo de sufrimiento, especialmente, cuando dentro de una empresa se corre el peligro de apostar más por la productividad y el rendimiento que por valorar de verdad a los propios trabajadores que antes de ello, son personas. En la crisis económica, muchas veces, los sueldos son menores y los horarios de la jornada laboral también son peores. Pero ante las pocas ofertas, son muchos los profesionales que se ven tentados a enviar su currículuma ofertas que no aceptarían en otras circunstancias.
Cuando no disfrutas con tu trabajo te aburres, como consecuencia, tu nivel de implicación en el proyecto es menor. Falta la motivación necesaria que se necesita para disfrutar trabajando ya sea a nivel individual o en el seno de un equipo. Cada persona tiene un talento dentro de sí misma que debe descubrir y potenciar para dar lo mejor de sí misma en la rutina diaria.
Como consecuencia de la falta de realización en un trabajo puedes experimentar un alto nivel de infelicidad que incluso lo arrastres al terreno personal. En la medida en que no te sientes bien con aquello que estás haciendo también puedes sentirte incompleto en otros ámbitos de la vida. Un error que conviene corregir aprendiendo a separar espacios.
El estrés, el cansancio y la ansiedad pueden llevarte, a veces, a sentirte en una especie de círculo del que no sabes cómo salir. Así se sienten aquellos que querrían dejar su trabajo pero no se atreven a hacerlo, ante el temor de no encontrar el puesto deseado. Lo mejor es asumir la situación a nivel laboral y aprender a observar la realidad desde un punto de vista positivo. De hecho, cómo te sientes depende, en parte, de cómo observas tus circunstancias y también, a ti mismo.
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