La palabra jefe, en sí misma, suena mal debido a las connotaciones que este término implica. Merece la pena corregir este hecho ya que saber obedecer es tan importante como saber mandar. El jefe no tiene sentido sin sus empleados ni a la inversa. Por otra parte, aunque desde fuera se idealiza en exceso las labores de un jefe lo cierto es que cuanto más elevado es el puesto que ocupas dentro de una empresa, mayor es también la presión, la responsabilidad que sientes y, en consecuencia, disminuye tu tiempo de ocio mientras que aumenta tu jornada laboral.
Para ser un buen jefe debes ser eficaz y también humano. Aquí tienes unas claves para lograr este objetivo alcanzable:
1) Un jefe debe de ser muy organizado a la hora de gestionar sus tareas, programar sus citas de trabajo y distribuir su tiempo.
2) Además, el jefe se siente el líder de un equipo, por ello, es consciente de que el triunfo de los miembros del grupo es el éxito de todos.
3) La capacidad de negociación es clave dentro de una empresa. Por ello, te animo a realizar algún curso sobre esta temática donde podrás obtener técnicas de comunicación y formas para mejorar en tu diálogo con los empleados. La autoridad es un valor muy positivo.
4) Todo buen jefe es emprendedor, es decir, es capaz de tomar iniciativa y asumir riesgos. Riesgos que a veces, pueden conducir al éxito final y en otras ocasiones, a un fracaso parcial. Pero todo fracaso puede ser una puerta abierta hacia el aprendizaje.
5) Cualquier jefe de una empresa debe hacer un esfuerzo especial para potenciar el talento de sus empleados, motivarles y fomentar su entusiasmo. Todo buen jefe debe de ser además, un líder, y también dominar las redes sociales que son una puerta abierta en la comunicación.
Imagen: Renombrando los días
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