La motivación es ese ingrediente fundamental en cualquier ámbito de la vida. ¿Qué síntomas muestran que alguien ha perdido la motivación? Se aburre, ha quedado estancado, no disfruta con aquello que hace, no encuentra un sentido a su función, está cansado psicológicamente…
Por tanto, la motivación es una medicina para cuerpo y espíritu que debes cultivar tú mismo. Es importante recalcar que la motivación depende de uno mismo precisamente, porque el error de muchas personas es quedar a merced del reconocimiento ajeno. Debes decirte: “He hecho un buen trabajo”, siempre que te esfuerces. En el colegio, al llegar cada trimestre, los alumnos reciben sus notas en clase, por ello, saben si lo están haciendo bien o no. En cambio, en la mayoría de las empresas, el jefe sólo se pone en contacto con un empleado para corregirle cuando no está haciendo algo bien. En cambio, no se toma igualmente la iniciativa para premiarle o valorar su trabajo.
¿Cómo puedes alimentar la motivación?
1) Creyendo en ti mismo. Y tomando cada día, como una oportunidad de aprendizaje y de vida. Elimina de tu vocabulario la palabra rutina.
2) Apuesta de verdad por aquello que deseas. Algunas personas se sienten insatisfechas porque en realidad, no realizan su vocación. Olvídate del que dirán y piensa en ti mismo.
3) Hazte la vida agradable. Disfruta de una buena alimentación, ten unos hábitos saludables, disfruta de relaciones sociales gratificantes… Estos factores intervienen más de lo que parece a simple vista en la motivación constante.
4. Tómate un descanso. En ciertos momentos, la motivación también muere ante el agotamiento extremo. Por ello, desconecta de tu función, apaga el teléfono móvil y disfruta de tu tiempo libre. Descansa y practica ejercicios de relajación.
5. Motívate a ti mismo, por ello, tienes que tratarte como tratas a tu mejor amigo.
¿Cuáles crees que son las claves de una motivación eterna? Es posible trabajar más y mejor y también, es posible ser feliz en la oficina.
Imagen: Definición ABC
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